Kati Fernandes, una venezolana que plasma su amor por la percusión en la gira de Karol G
La percusionista Katiuska Fernandes, conocida en el medio artístico como Kati, puede presumir de un 2023 soñado tras conocer que su grupo, compuesto por mujeres, acompañará a la artista colombiana Karol G durante su gira Mañana será Bonito, programada para 2024.
En la sección de percusión, dando vida al ritmo de las canciones de la colombiana, se encuentra Katiuska Fernandes, una destacada pionera en la representación femenina en el mundo de la percusión, originaria de Venezuela.
El anuncio de las fechas y ciudades confirmadas para la gira por Latinoamérica fue realizado por Karol G el 3 de octubre. Entre las destacadas paradas, se incluye una presentación en el Estadio Monumental de La Rinconada, en Caracas, programada para el 22 de marzo de 2024 y confirmó que hará una segunda función el 23 de marzo. Este evento representa una emotiva oportunidad para que Katiuska regrese a tocar en el lugar que una vez consideró su hogar musical.
El camino de Kati en la percusión
Kati Fernandes inició su carrera profesional a los 17 años de edad, tras superar un casting para unirse, en una dura competencia, a la agrupación que respald aba a Ricardo Montaner.
No obstante, su conexión con la música se estableció mucho antes. Creció en un entorno donde la música no solo era una presencia común debido a la variedad de artistas venezolanos en la radio, sino también por las influencias musicales transmitidas por sus padres.
Su mamá, cubana, y su papá, portugués, se conocieron en Venezuela, formaron una familia, y la multiculturalidad marcó profundamente a Kati. Ella destaca la riqueza de la raíz caribeña venezolana, combinada con la influencia afrolatina que caracteriza a Cuba.
“Creo que eso me dejó bastantes influencias, especialmente en la parte latina. Nosotros como venezolanos tenemos esa raíz caribeña, pero claramente en Cuba también es algo muy marcado que se combina por la parte afrolatina”, explicó.
Entre el ritmo latino y europeo
A juicio de Kati, su herencia europea se refleja en el enfoque que tiene por trabajar con fusiones y multipercusión. Descubrió, con el paso de los años, que la pasión por la música estaba arraigada en su familia paterna, donde varios parientes cantaban y tocaban la guitarra.
Sus primeras experiencias académicas en la música fueron en un coro escolar y en clases de guitarra y teoría musical en el conservatorio de música Lino Gallardo en Caracas.
A los 10 años de edad, disfrutaba de las clases, pero sentía la necesidad de explorar más a fondo su formación musical. A los 13 años, se inscribió en un taller de percusión después de que los instructores visitaron su colegio.
“Eran personas de la Casa de la Cultura de Chacao y estaban ofreciendo talleres de percusión. Como siempre tenía esa inquietud por la música, decidí quedarme ese día después de clase para ver qué era y resulta que me encantó”, compartió Kati.
Durante el taller, tuvo su primer encuentro con el quitiplás, un instrumento de percusión afrovenezolano hecho de varias piezas de bambú, que aprendió a armar. También experimentó con tambores de fulia, mezclas consideradas por expertos musicales como ideales para el aprendizaje musical de los niños.