Sofía Salazar Bigott, una científica venezolana que participó en la creación de un gel cicatrizante de bajo costo en la UCV
Como profesora e instructora de Química en la Universidad Central de Venezuela (UCV), Sofía Salazar Bigott emerge como una figura destacada, combinando la maestría académica con una pasión por la educación y la innovación. Su impacto va más allá de las aulas, llegando a comunidades estudiantiles y dejando una huella imborrable en el campo de la ciencia. Su viaje, marcado por la iniciativa y la dedicación, se manifiesta de manera excepcional en el laboratorio de salones del grupo de Productos Naturales de la Escuela de Química de esta casa de estudios.
Aunque ha participado en diversas investigaciones y programas, en agosto de 2023 se convirtió en la vocera de un proyecto que se basa en el desarrollo de un gel cicatrizante para el tratamiento de quemaduras y escaras. Este proyecto visibilizó su compromiso con abordar las necesidades prácticas y reales de la sociedad, que incluso se presentan en el aula de clases.
La idea surgió por la necesidad de encontrar una solución accesible para una persona cercana a la facultad que enfrentó inconvenientes para adquirir el tratamiento para escaras debido a su alto costo. Sofía Salazar Bigott se unió a dos profesores más para crear un gel innovador, basado en quitosano, un químico extraído de las conchas de camarones, langostas y cangrejos. Este gel no solo ofrecía una alternativa asequible, sino que también se convertía en un coadyuvante eficaz en el tratamiento de afecciones cutáneas.
El proyecto tomó forma como parte de un programa especial de grado liderado por el estudiante Felipe Spena. Bajo la dirección visionaria de las profesoras María Rodríguez y Sofía Salazar, el equipo se embarcó en la tarea de diseñar las formulaciones de un hidrogel, aprovechando las propiedades adhesivas de estos compuestos en la piel. Lo que comenzó como una respuesta a una necesidad inmediata se transformó en un proyecto emblemático que trascendió las fronteras del laboratorio y llegó a la comunidad.
La viralización de la noticia sobre el proyecto del gel cicatrizante en la Escuela de Química fue parte de un programa más amplio que buscaba acercar las ciencias a la población estudiantil que se inicia en esta rama. El impacto del proyecto no solo se limitó a lo académico; redefinió las primeras impresiones que los estudiantes tenían sobre la carrera y motivó a más mujeres a considerar la posibilidad de forjar su futuro en el mundo de la ciencia.
Motivada por el deseo de educar y moldear las generaciones de relevo en la Escuela de Química, Sofía Salazar Bigott encuentra su motivación diaria en el aula. Su licenciatura, obtenida en 2017, marcó el comienzo de su compromiso de quedarse en el país y dedicarse a fomentar la educación en las etapas iniciales de la carrera. Su decisión de permanecer en Venezuela ha dado frutos, y hoy se enorgullece de los resultados alcanzados.
La historia de Sofía Salazar Bigott no es solo la de una educadora y científica comprometida; es la narrativa de una transformadora de vidas a través de la ciencia y la educación.
Su legado va más allá de los resultados en un laboratorio; es la inspiración que impulsa a las nuevas generaciones a explorar los límites del conocimiento y a ver la ciencia como una herramienta poderosa para el cambio positivo en la sociedad.
En el corazón de su labor está la convicción de que la educación y la innovación son las fuerzas motrices que guiarán a Venezuela hacia un futuro más brillante y prometedor. Sofía Salazar Bigott, una mentora, científica y educadora, es ejemplo de cómo se puede trascender más allá de las aulas y dejar una huella en el camino de la ciencia venezolana.